EL PRECIO Y EL VALOR DEL VINO
«Es de necios confundir el valor y el precio.» -Antonio Machado
Tengo clara la idea, del valor y el precio del vino. Lo mismo que valoro, el hecho de disponer de buenos servicios médicos, de suficiente comida, de una cama cómoda, una educación adecuada, o de lo que sea, que nos proporciona el Estado del Bienestar.
El valor de las cosas es algo subjetivo que depende exclusivamente de cada individuo. ( lo he leído no se donde).
Una copa o dos de vino, tomada con las personas que quiero, puede llenarme de felicidad. Pero también el mejor vino, puede convertirse en vinagre, si lo que me rodea es el odio, el mal ambiente, y demás cosas malas que podamos imaginar.
En mi caso, la solución en esto de los vinos, es rodearme de situaciones felices. Desde la compañía o la soledad, el contenido del plato sobre la mesa, el continente del vino, el silencio, la música, la lectura, o simplemente los pensamientos.
Afortunadamente, vivo en un momento. No solo de mi vida, también de la época que me ha tocado vivir. Que dispongo de buenos alimentos que llevarme a la boca, y también de buen vino que me alegra la vida.
El hecho de vivir en una región vitivinícola, que el paisaje que nos rodea, esté repleto de viñas. Que veamos reflejado el cambio de estaciones, por el estado de las cepas. Me hace valorar el contenido de la copa.
Me gusta, que valoren mi trabajo. Me gusta cobrar lo justo por mi trabajo. Y debo de hacer un trabajo de calidad, para que sigan necesitando de mis servicios. Debo ser eficiente, para que mi trabajo cada día tenga más valor añadido. Por esto valoro el contenido de una copa de vino.
Conocemos el precio de las uvas procedente de las cepas, del buen cuidado de las plantas en el campo, de la vendimia, de la elaboración del vino, de sus trasiegos, de su cuidado en las barricas, de su embotellado, de su presentación, de su comercialización, y quizá algún etcétera más. Bien hasta aquí, todo esto lo reflejamos en el precio. Tantos euros, dólares, o yenes, o cualquier moneda del momento.
Ahora queda convertir todo lo anterior en valor. Es el momento de disfrutar del vino. Me rodeo del momento, que además procuro que sea el adecuado. Ya sea solo, en compañía de hermanos, hijos o amigos. Busco la conversación o el silencio. Cuento o contamos historias, etc. Y trato que ese momento perdure en mi memoria.
– “¿Te acuerdas del vino de cepas centenarias, que tomamos aquel día que vino Tomeu?
– Si, me acuerdo. Y no solo del vino de cepas centenarias, también del vino blanco, y del siguiente que catamos, que estaba en su momento. También es verdad, que entre las personas que estábamos allí, creamos y provocamos que fuera el momento adecuado. No queríamos que nada ni nadie nos distrajera de lo que habíamos ido. A disfrutar y hablar de vinos, de negocios y nuestras cosas.