CATA DE VINO BLANCO SECO Y SEMIDULCE
Catamos 4 blancos, 4 vinos, 4 mundos.
A priori todos tendemos más hacia uno y otro, pero cuando catamos y comparamos varios vinos “de un mismo color” (que realmente no es así) apreciamos las enormes diferencias que pueden existir entre unos y otros, y cuesta catalogarlos a todos en un mismo tipo de vino: vino blanco.
Hoy te cuento la cata que hicimos de 4 vinos blancos diferentes, muy diferentes: dos secos, uno con crianza en barrica y el otro no, y dos semidulces, uno con crianza en barrica y el otro no. ¡Nada que ver! Son para comidas, momentos y paladares diferentes. Te cuento brevemente:
Vinos blancos secos
González Puras 2012: fermentado en depósito de acero. No tiene barrica. Es un vino joven, fresco, ligero. Hay que bebérselo en el año para que no pierda propiedades.
En nariz: su aroma evoca a fruta tipo piña, manzana verde … característico del tipo de uva empleada para elaborar el vino
En boca: apreciamos cierta acidez, ligereza
Bécquer blanco 2012: fermentado en barrica. Es más denso que el anterior y en él se aprecia claramente la madera.
En nariz: recuerda a pera madura, mango, … incluso algo de vainilla
En boca: es menos ácido que el anterior, tiene cierto dulzor que le aporta la madera. Es un vino más denso y más complejo.Tanto en nariz como en boca se aprecia que es un vino largo, sus sensaciones perduran en el tiempo
Mira la diferencia de color entre ambos.
A la izquierda, más claro, tenemos González Puras, y a la derecha, más oscuro, Bécquer blanco
Vinos blancos semidulces
Estos vinos tienen interrumpida la fermentación, de ahí que parte de los azúcares permanezcan el él y la otra parte se hayan transformado en alcohol en la fermentación.
Diamante: fermentado en depósito de acero. Es un vino dulce y untuoso, aunque nada empalagoso.
En nariz: floral, recuerda a fruta madura
En boca: es un vino dulce y suave, ¡que se bebe con mucha facilidad!
Graciela 2004: fermentado en barrica. Dulce y complejo, que se bebe con una facilidad pasmosa. Sólo se elabora en años especiales.
En nariz: fruta madura, largo (aroma muy persistente), se aprecia mucho también la complejidad que le aporta la madera
En boca: vino untuoso, largo, y con una acidez justa que hace que no empalague
Mira la diferencia de color también aquí. Dime, ¿a qué vino pertenece cada copa?
Lo divertido fue la cata en sí, las explicaciones que nos dio José Ramón Jiménez Berger, “El Educador en Vinos”… ¡qué tío! Era como si catases con un amiguete con el que estás a gusto, que explica lo que realmente te interesa y no se va por las ramas: cuándo catar (nada de hacer el ridículo cuando no procede), cómo poner la copa para apreciar el color, cómo apreciar los aromas y los sabores, … sencillamente genial.
¿Qué vino me gustó más? Depende del momento, comida y compañía.
¿Cuál de los cuatro es el mejor? Como siempre … el que más te guste.
Qué, ¿te apetecen nuestras catas? Vienes o vamos nosotros, no hay distancias. ¿Compartes? Venga … ¡Gracias!